Yammine recomienda: ¡Qué complicado es respirar aire limpio sin límites de contaminación!

ciudad con mucha contaminacion del aire

Analizamos de dónde viene la contaminación del aire, cuáles son sus consecuencias y qué límites hay en marcha para frenarla.

 

ciudad con mucha contaminacion del aire

 

En el aire que respiramos día tras día, reside una crisis invisible pero palpable; ninguna de las grandes ciudades de España cumple con los límites europeos de contaminación del aire, una realidad que nos obliga a confrontar el impacto de nuestras acciones y la urgencia de adoptar medidas sustentables.

Esta situación no solamente refleja el reto inmediato de adaptar nuestras políticas y prácticas a los estándares medioambientales necesarios para proteger la salud pública y el planeta; también subraya la importancia de reevaluar nuestra relación con el medio ambiente y la manera en que concebimos el desarrollo y el progreso. A medida que avanzamos hacia la tercera década clave de 2030, la necesidad de un cambio significativo y sostenible nunca ha sido más apremiante.

Nosotros somos el problema

La contaminación del aire es uno de los problemas más graves para la salud humana. Aunque afecta a todo tipo de territorios, es en los entornos urbanos donde se producen más episodios de este tipo de contaminacióncalle con chimenea expulsando contaminacion asociados en su mayoría a la quema de combustibles fósiles.

Pese a que generan impactos muy relacionados, los gases de efecto invernadero (provocan el efecto de calentamiento global) son un tipo de contaminante diferente a los que producen lo que entendemos por contaminación del aire. Entre los primeros destacan el dióxido de carbono (CO2) y el óxido nitroso (N2O), mientras que en los segundos los más habituales son óxidos de nitrógeno (NOX), monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre (SO2), partículas en suspensión (PM2,5 y PM10), compuestos volátiles y ozono troposférico, entre otros.

Aunque coinciden en otro aspecto: somos nosotros, los seres humanos, los responsables de su propagación debido a nuestros modelos de vida y consumo. Si nos fijamos en las fuentes de esta contaminación vemos que están directamente relacionadas con nuestras formas de movernos, habitar en el hogar, consumir o producir bienes y servicios. Si a ello le añadimos que es un problema al que durante muchos años no se le puso límite, quizás porque al igual que el cambio climático no se percibía como un riesgo de manera generalizada, nos encontramos ahora con territorios, especialmente urbanos, con altos índices de contaminación en el aire. Poner límites a la contaminación del aire pasa por transformar la movilidad y el sistema energético, nada menos

La principal causa es el uso de combustibles fósiles. Aunque algunos procesos industriales emiten sustancias contaminantes, es el transporte terrestre el responsable de cerca del 80% de la contaminación del aire. Por eso, es un problema que se concentra mayoritariamente en zonas urbanas y periurbanas. Otra fuente principal es el sector residencial por el uso de combustibles para calentar los hogares.

“Poner límites a la contaminación del aire pasa por transformar la movilidad y el sistema energético”.

¿Cómo nos afecta a la salud?

Muchos días del año se forma sobre nuestras cabezas una masa contaminante que nos afecta gravemente a la salud, aunque en realidad no está sobre nosotros, sino entre nosotros. De ahí la icónica imagen de una ciudad atrapada en una campana de cristal llena de contaminación grisácea.

Respirar aire contaminado altera la salud y puede acarrear serias consecuencias físicas. Los casos más habituales son las enfermedades respiratorias, cáncer, accidentes cardiovasculares, deterioro cognitivo o dificultades en el desarrollo infantil, entre otras afecciones. Tampoco es menor el impacto psicológico que puede derivar en depresión, o ansiedad. Establecer límites a la contaminación del aire es una cuestión de salud a todos los niveles.

personas con mascarilla caminando en cruce de shibuya

 

Ponerle coto al problema

No hay más que “ver de dónde” sale la contaminación y qué la provoca para dejar de buscar excusas que nos eximan de responsabilidad, aunque también hay que tener en cuenta la obligación de las administraciones públicas para gestionar adecuadamente los niveles extremos de sustancias nocivas en el aire.

Todo empezó a cambiar con un episodio que marcó la diferencia. Fue en 1952 cuando en Londres un período intenso y prolongado de bajas temperaturas hizo que aumentara el consumo de carbón para calentar los hogares, a la vez que las fábricas y el transporte urbano seguían a todo ritmo.

Esto, sumado a la habitual niebla de la ciudad, provocó lo que fue bautizado como “Great Smog”, un período de altísima contaminación que mató a más de 12.000 personas. Aquello cambió la manera de entender la contaminación del aire, al menos en Europa.

Aunque en los últimos años la situación ha mejorado gracias a los límites a la contaminación del aire en muchos países europeos, sigue siendo un problema grave. La Agencia Europea del Medio Ambiente indica que el número de personas que mueren por contaminación atmosférica es menor cada año, pero también apunta que es imprescindible aumentar los controles y las estrategias para su reducción dada la dimensión del problema.

La mala calidad del aire provoca cada año 230.000 muertes prematuras en la UE (más de siete millones en todo el mundo), además de dañar gravemente los ecosistemas naturales y la biodiversidad. El 97% de los habitantes de la UE respiran aire en malas condiciones. Por eso es apremiante que las ciudades cumplan con los límites a la contaminación del aire.

 

“La mala calidad del aire provoca cada año 230.000 muertes prematuras en la UE”.

 

Dónde están los límites a la contaminación del aire

La mínima expresión de contaminación ya es negativa de por sí. Respirar aire limpio es un derecho, pero a la hora de legislar e implantar medidas de reducción hay que tener referentes de medición. Y esto, también es polémico, porque lo que para unos son límites estrictos para otros están muy por encima de lo aceptable.

Hay dos grandes esquemas para medir la calidad del aire que definen unos límites a cumplir: las directrices de la Organización Mundial de la Salud, OMS (actualizadas en 2021) y, en nuestro entorno cercano, los límites establecidos por la Unión Europea. Los primeros son mucho más estrictos que los segundos, y por ello el Pacto Verde Europeo aprobado en 2020 abrió el camino para que la UE asuma los límites de la OMS (o al menos se acerque a ellos).

ciudad con aire contaminado

 

Por ejemplo, actualmente los límites a la contaminación del aire de la UE para las partículas PM10 está en 40 microgramos por metro cúbico, mientras que la OMS recomienda 15.  La UE marca el límite de 25 microgramos por metro cúbico para las PM2,25, pero la OMS lo rebaja a 5. Y así con todas las sustancias contaminantes del aire.

La UE lanzó en 2021 su Plan de Acción “Hacia una contaminación cero del aire, el agua y el suelo” como primer paso para acercarse más a las recomendaciones de la OMS. Hace apenas tres meses, la UE aprobó las bases de una futura Directiva de Calidad del Aire (la anterior era de 2008), y el pasado mes de abril el Parlamento Europeo daba luz verde a dicha Directiva con nuevos límites permisibles de contaminación del aire para 2030 que son más duros que los actuales y que se acercan bastante a las recomendaciones de la OMS, aunque no llegan a ellas.

Nuevo reto urbano

Esto supone un nuevo (y necesario) reto para las ciudades europeas, pues tienen seis años para seguir imponiendo límites a la contaminación del aire  y mejorar la calidad de su aire. Algunas, las que llevan trabajando en esto desde hace años, lo tendrán más fácil porque sus índices ya son bajos, pero otras se verán en problemas para cumplir.

Según el visor de calidad del aire de la AEMA (fantástica herramienta informativa) de las 375 urbes medidas, las ciudades de Faro (Portugal) y Umea (Suecia) son las que cuentan con la mejor calidad del aire. En España, por ejemplo, Madrid aparece en el puesto 131 y Barcelona en el 247.

Precisamente, estas dos ciudades españolas han tenido (y siguen teniendo) problemas con la calidad de su aire. De hecho, el Tribunal de Justicia de la UE multó a España a finales de 2022 por no cumplir con los límites de calidad del aire en Madrid y en el Área Metropolitana de Barcelona.

 

 

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